La historia de mi vida ha afectado las decisiones que tomo en esta etapa adulta de tomar decisiones.
Las peores broncas han sido, de unos años para acá, resultado de problemas no resueltos con mi padre.
Quienes me conocen bien, ya saben a cuáles broncas me refiero. La primera la omitiré; la segunda, la explicaré brevemente.
Resulta que me quejé visceral y amargamente de un reconocido profesor que impartía un taller literario, en un lugar y momentos indebidos. Ya se habló, ya lo asumí, ya ni modo.
Creí que nada bueno traería esta…”constante” mía de molestar a las figuras masculinas de poder. Hasta que llegó Jaime Alfonso Sandoval.
En la FILIJ del año pasado la editorial SM anunciaba en su cartel la firma de libros de Jaime Alfonso Sandoval, para mí el master de la literatura infantil en México. Llegué puntual a la cita, así como varios fans. Los minutos pasaron y pasaron, y Jaime Alfonso nunca llegó.
En ese entonces Twitter era una novedad para mí. Llegué a mi casa, prendí la compu y descargué mi ira contra él.
Días después, un tal jaimealfonsos me contestó en mi timeline. No le presté mucha atención, hasta que me di cuenta de que esa cuenta de Twitter sí era real.
Por mail quedamos en mejores términos (hasta le pedí trabajo), y el asunto se olvidó.
Hasta que llegó la FILIJ de este año. Ahora Norma era la que anunciaba su presencia —como presentador de un libro de Victor Ronquillo, no para firmar libros—.
Asistí tímidamente a la presentación, con Liz. Y sí, ahí estaba por fin, Jaime Alfonso en persona, el mismísimo @jaimealfonsos.
Cuando terminó la presentación, me acerqué a él, y le dije: “Este…yo soy el del Twitter”. Jaime Alfonso levantó las cejas, sonrió y exclamó: “¡por fin, después de un año!”.
Sé que tengo que cambiar esta conducta, y sí, es El Tema con mi psicoanalista en estos días. Pero este autógrafo, en uno de mis libros favoritos, tiene ya una historia detrás que voy a contar hasta cuando sea viejo.
Las peores broncas han sido, de unos años para acá, resultado de problemas no resueltos con mi padre.
Quienes me conocen bien, ya saben a cuáles broncas me refiero. La primera la omitiré; la segunda, la explicaré brevemente.
Resulta que me quejé visceral y amargamente de un reconocido profesor que impartía un taller literario, en un lugar y momentos indebidos. Ya se habló, ya lo asumí, ya ni modo.
Creí que nada bueno traería esta…”constante” mía de molestar a las figuras masculinas de poder. Hasta que llegó Jaime Alfonso Sandoval.
En la FILIJ del año pasado la editorial SM anunciaba en su cartel la firma de libros de Jaime Alfonso Sandoval, para mí el master de la literatura infantil en México. Llegué puntual a la cita, así como varios fans. Los minutos pasaron y pasaron, y Jaime Alfonso nunca llegó.
En ese entonces Twitter era una novedad para mí. Llegué a mi casa, prendí la compu y descargué mi ira contra él.
Días después, un tal jaimealfonsos me contestó en mi timeline. No le presté mucha atención, hasta que me di cuenta de que esa cuenta de Twitter sí era real.
Por mail quedamos en mejores términos (hasta le pedí trabajo), y el asunto se olvidó.
Hasta que llegó la FILIJ de este año. Ahora Norma era la que anunciaba su presencia —como presentador de un libro de Victor Ronquillo, no para firmar libros—.
Asistí tímidamente a la presentación, con Liz. Y sí, ahí estaba por fin, Jaime Alfonso en persona, el mismísimo @jaimealfonsos.
Cuando terminó la presentación, me acerqué a él, y le dije: “Este…yo soy el del Twitter”. Jaime Alfonso levantó las cejas, sonrió y exclamó: “¡por fin, después de un año!”.
Sé que tengo que cambiar esta conducta, y sí, es El Tema con mi psicoanalista en estos días. Pero este autógrafo, en uno de mis libros favoritos, tiene ya una historia detrás que voy a contar hasta cuando sea viejo.
8 comentarios:
"mi mejor lector que he conocido"
qué fuerte, qué bueno y qué bonito.
Si algo tiene tu autógrafo es una cucharadota de humildad.
Yo sólo he conocido a dos escritores en mi vida, Emilio Carballido a finales de los 90´s y a Ignacio Taibo II en diversos eventos perredistas. No tengo autógrafos suyos, no creo que sean necesarios, lo más importante del reconocimiento es la reciprocidad:
saberte lector y saberte leído.
Lo demás está inmerso en lo rico de la lectura.
Y una que otra vez, llega a darse en encuentros tan mágicos como el tuyo.
YU
WOW...
Uórale, yo ni lo conocía pero ya me hiciste ponerme a googlearlo.
Qué chido, ese tipo de detalles le alegran el mundo a uno.
El libro que me hizo volver la mirada hacia la literatura infantil fue El Club de la Salamandra, de Jaime Alfonso Sandoval. En mi estante tengo República Mutante, y ya me despertaste la curiosidad para ponerla en mi próxima lista de lectura (después de que termine ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?).
No sé porqué piensan que en SOGEM sólo nos aplauden si la mayoría de las veces nos hacen cagada, y todavía nos pisan. En fin.
Un abrazote, Pablo.
Fe de erratas:
Quise decir por qué en lugar de porqué.
*^^*
que padre
Creo que no está mal comunicarse, es bueno seguir tratando de decir lo que uno piensa por beneficio personal y nacional, independientemente de la observación (bendita sea!) que puedas hacer hacia dentro de tí sobre tu reacción automática. Creo que ambos comentarios tuvieron frutos sabrosos, en el del Taller de cuento fantástico quedó asentado qué clase de comentarios -poco técnicos, doctos, útiles o tallereables- puede hacer Camarena y Cía. (para prevenir a incautos) y en el de Sandoval que además de buen escritor puede ser una persona. Felicidades y saludos.
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