martes, enero 13, 2009

Desde afuera

Por lo poco que sé, existe una tradición en varias culturas y religiones, de respetar y admirar a aquél que decide retirarse de la sociedad y vivir como asceta. Hay registros antiguos y modernos que lo comprueban y seguro habrá teorías enteras y tesis escritas sobre las razones de aquél que se separa.

Así que éste no es un espacio más sobre ellos, sino sobre mí. Mi problema es algo similar a lo contrario. En terapia he comprobado que no estoy, y nunca he estado, inserto en la dinámica de la sociedad. Generalmente me escondo en un espacio reducido –llámese encerrarme en mi casa, o simplemente quedarme callado como tumba hueca. Y no participo en lo que a muchos podrá parecer normal –fiestas, amistades, conversaciones.

No quiero decir que soy un iluminado, ni nada que se le acerque. Sólo quiero mencionar que entrar a ese juego del mundo moderno sin perderse de vista lo que uno es en verdad, también tiene su chiste. Y que mi misión, mi montaña, no es alejarme a vivir en el bosque, sino simplemente aprender a jugar las reglas del mundo en el que vivo. No sé precisamente cómo, pero al menos ya sé que no será con los brazos cruzados.

“Estar en el mundo sin ser del mundo”, dicen los sufis. No sé muy bien a qué se refieran, pero creo que al menos lo que me pasa no me ha ocurrido sólo a mí.

7 comentarios:

eV-oL dijo...

¿Por qué entrar en el juego supone dejar de ser quién se es?

pispiration dijo...

No quise decir eso. Quise decir que mi temor es el siguiente: Si uno comienza a vivir relacionándose con el mundo que le rodea, quizás de repente comience a responder a exigencias de ese mundo -moda, ideología, hábitos de consumo- y tal vez en esa confusión de repente a uno se le olvide lo que en realidad quiere, y se distraiga por destellos de aceptación y diversión, que seguro no tardarán mucho en apagarse. Y que al final uno se quede muy cerca de donde comenzó, sin nada y con un sentimiento de vacío.

eV-oL dijo...

ahora entiendo. ¿qué tan fuera crees estar de esa montaña rusa? ¿crees que te salves?

Anónimo dijo...

Creo que se dice sufíes. Jeje. Y estar separado del mundo efectivamente tiene que ver con el mundo interior; con ser nomás un buen actor que representa excelentemente su personaje, sin ser el personaje. Suerte. Qué bueno que no lo harás con los brazos cruzados.

Otra.

Unknown dijo...

Es verdad, las reglas del mundo te llegan a deslumbrar, pero nunca te quedas sin nada, terminas aprendiendo que acercarte a la luz, quema. Luego te andas con cuidado.

¿Retirarse a una montaña propia? naaa, el encanto también es efímero

Anónimo dijo...

Vivamos en nuestra computadora, contémosle a la red mundial de bloggers lo que no le diríamos a nuestros "amigos presenciales"... Créeme que por mí no saldría jamás de mi cajita de cristal líquido (o pantalla plana si es PC, jaja), me encantaría no tener que hacerlo.

Anónimo dijo...

Como digo yo: no hacen falta muchos desos, nomás dos.
No cualquiera puede, nadie dijo que era fácil, ni justo, ni ético entrarle al mundo resguardando lo que eres.
Pero se puede. I swear.