sábado, mayo 19, 2007

Nuestra casa es inmensa.
Tiene mil trescientas habitaciones e igual número de baños. Por fuera sólo tiene cuatro ventanas.
La sala de nuestra casa es tan grande que para cruzarla me tardo un día entero. Tiene tres sillones.
En la chimenea caben troncos tan gruesos que siguen fríos mucho rato después de haberse encendido.
A veces tenemos visitas. Hemos recibido incluso a miles, y aunque nuestra casa tenga muchos cuartos, preferimos dormir apretaditos.
Por las noches hacemos grandes banquetes. En nuestra cocina gigante preparo deliciosos platillos, y ya entrado en copas, les pido a mis invitados que se queden a vivir con nosotros. Ellos brindan por mí y alaban mi grandeza.
Yo, honesto jefe de familia, me limito a decir: "Así somos los Samsa: humildes y generosos."
Y mis huéspedes, felices y agradecidos, me aplauden con sus seis patas.