LA NOCHE
Cuando llega la noche
puedo mirar al otro lado.
Puedo mirarme mirando al otro lado
y cuando estoy a punto de llamarme…
me despierto.
Cuando llega la noche
me escondo entre las sábanas:
No quiero ver cómo el negro cubre al cielo,
invade mi cuarto y toca mis ojos.
Escondido debajo de las arrugas de la cama
recuerdo lo que me dijeron mis papás
con la cara que ponen cuando regañan:
“La noche es para dormir, es tan limpia como el sol,
cuando anochece el sol nos comparte sueños naranjas,
las calles se acallan y el bostezo nos abraza”
Pobres de mis papás
sus oídos adultos no escuchan los pasos
y sus ronquidos espantan a los mounstros
que no me dejan dormir con sus preguntas:
¿Por qué los grillos no se duermen?
¿Quién silba junto a mi ventana?
¿Qué hay detrás de la oscuridad?
Este es mi secreto:
a veces las mitades
estorban mis sueños.
La media noche, la media luna…
Y yo, justo en medio
entre mi colchón y el aire apagado
como si fuera el ombligo
de un hombre-planeta
con cabellos de fuego
y pies de plata.
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