lunes, diciembre 15, 2008

El sudor de Rorschach



Desde enero he ido regularmente al spinning. Aunque a veces cuesta trabajo levantarse de la cama para ir hacer ejercicio, la verdad es que me gusta la forma y consistencia que han tomado mis piernas.

En el pequeño cuarto ubicado en la pequeña esquina del pequeño centro de locales comerciales de aquí a la vuelta, las bicis están acomodadas cuatro adelante, cuatro en medio y tres atrás. Yo, como en todos los lugares, escojo siempre atrás. 

Desde mi perspectiva, puedo ver a mis compañeros -bueno, son casi todas compañeras, señoras del vecindario, muy buenas conversadoras- pedalear y con una que otra he establecido un pique de "a ver quién aguanta más."  

Este post no es para hablar de quién gana (sería obvio decirlo) sino lo que veo desde mi bicicleta de hasta atrás:

En las playeras de mis compañeras se forman paulatinamente manchas de Rorschach. Sus espaldas se llenan de sudor, que caprichosamente toma formas simétricas muy parecidas a las de la imagen de arriba.

Y a veces, cuando no estoy tan cansado o estoy de humor, me pongo a hacer historias con la playera de cada compañera.

Historias que seguro serían buen material para cualquier psicólogo.

Por ejemplo:

"Había una vez un elefante. Que se hizo búho. Y se compró una máscara. Y un paraguas. Se le acercaron dos monjes e hicieron un carnaval."  Fin.

Bueno, no puede pedirse mucha capacidad de imaginación montado en una bici y sudando una propia mancha de Rorschach.