Hice un experimento.
He contado las palabras que salen de mi boca desde que me despierto hasta este momento, es decir a punto de irme a dormir.
Hay días en los que son alrededor de cien. Y esos son días laborales en los que estoy con gente.
Está muy manoseado el aforismo aquel que dice que el hombre es amo de su silencio y esclavo de sus palabras.
¿Seré un afortunado y súper libre ser humano? ¿o hay algo más detrás?
miércoles, agosto 06, 2008
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