Gracias por leerme y por prestar un poquito de atención a lo que pueda salir de mi.
(Estadística: de junio para acá el blog recibió la mitad de las visitas de las que recibió desde que nació en mayo 2006 hasta junio 2008. O sea vamos bien)
Gracias por detenerse aquí en medio de la tormenta de nada que es Internet.
Y que 2009 sea mucho mejor de lo que se ve desde aquí.
miércoles, diciembre 31, 2008
lunes, diciembre 29, 2008
sábado, diciembre 27, 2008
Sobre los chanchullos
Los pasados últimos días he presenciado en diferentes medios un par de parábolas sobre el arte de hacer trampa, o en términos simples, chanchullo.
En primer lugar el asunto Miss Sinaloa. La bolita se la pasaron todos y de repente salió el peine de que no era la mejor candidata...pero ganó. Y Lupita Jones queríendose desmarcar cuando a principios de los noventa su título de Miss Universo aquí lo cambiaban por "Miss TLC"...
Y pues entonces veo que la belleza va quedando de lado, y los que verdaderamente compiten, en una celebración de la mujer, son los hombres queriéndose medir el tamaño de su pito.
Entonces, para esos asuntos, mejor me paso al fútbol.
Rudo y Cursi, la película de Carlos Cuarón, es casi un documental de cómo opera el fútbol en México. Supongo que habrá cosas más densas. Como un penal a favor de Cruz Azul que no se marcó para que ganara el Toluca...y el gobernador del Estado de México pudiera tener unos minutitos de proyección nacional.
Así las cosas, todo está a la venta y nada es legítimo...desde la silla presidencial hasta un triste penal.
Supongo que puedo vivir con eso...y que puedo jugar con esas reglas. Pero cuando lo traslado al mundo de las letras, por lo menos el institucional, en donde también hay chanchullos, me pregunto: ¿cómo jugar? o ya de plano: ¿para qué esforzarse?
En primer lugar el asunto Miss Sinaloa. La bolita se la pasaron todos y de repente salió el peine de que no era la mejor candidata...pero ganó. Y Lupita Jones queríendose desmarcar cuando a principios de los noventa su título de Miss Universo aquí lo cambiaban por "Miss TLC"...
Y pues entonces veo que la belleza va quedando de lado, y los que verdaderamente compiten, en una celebración de la mujer, son los hombres queriéndose medir el tamaño de su pito.
Entonces, para esos asuntos, mejor me paso al fútbol.
Rudo y Cursi, la película de Carlos Cuarón, es casi un documental de cómo opera el fútbol en México. Supongo que habrá cosas más densas. Como un penal a favor de Cruz Azul que no se marcó para que ganara el Toluca...y el gobernador del Estado de México pudiera tener unos minutitos de proyección nacional.
Así las cosas, todo está a la venta y nada es legítimo...desde la silla presidencial hasta un triste penal.
Supongo que puedo vivir con eso...y que puedo jugar con esas reglas. Pero cuando lo traslado al mundo de las letras, por lo menos el institucional, en donde también hay chanchullos, me pregunto: ¿cómo jugar? o ya de plano: ¿para qué esforzarse?
martes, diciembre 23, 2008
viernes, diciembre 19, 2008
Cometa
Compren y lean el número 12 de la revista Cometa. Hay un par de artículos míos. Muy buenos. Por cierto en la página de Mapas sale una muestra de mi cuento. Muy bueno.
Gracias.
lunes, diciembre 15, 2008
El sudor de Rorschach
Desde enero he ido regularmente al spinning. Aunque a veces cuesta trabajo levantarse de la cama para ir hacer ejercicio, la verdad es que me gusta la forma y consistencia que han tomado mis piernas.
En el pequeño cuarto ubicado en la pequeña esquina del pequeño centro de locales comerciales de aquí a la vuelta, las bicis están acomodadas cuatro adelante, cuatro en medio y tres atrás. Yo, como en todos los lugares, escojo siempre atrás.
Desde mi perspectiva, puedo ver a mis compañeros -bueno, son casi todas compañeras, señoras del vecindario, muy buenas conversadoras- pedalear y con una que otra he establecido un pique de "a ver quién aguanta más."
Este post no es para hablar de quién gana (sería obvio decirlo) sino lo que veo desde mi bicicleta de hasta atrás:
En las playeras de mis compañeras se forman paulatinamente manchas de Rorschach. Sus espaldas se llenan de sudor, que caprichosamente toma formas simétricas muy parecidas a las de la imagen de arriba.
Y a veces, cuando no estoy tan cansado o estoy de humor, me pongo a hacer historias con la playera de cada compañera.
Historias que seguro serían buen material para cualquier psicólogo.
Por ejemplo:
"Había una vez un elefante. Que se hizo búho. Y se compró una máscara. Y un paraguas. Se le acercaron dos monjes e hicieron un carnaval." Fin.
Bueno, no puede pedirse mucha capacidad de imaginación montado en una bici y sudando una propia mancha de Rorschach.
domingo, diciembre 14, 2008
Conclusiones sobre el taller
El martes pasado concluyó el taller de cuento fantástico impartido por Ricardo Bernal y Doris Camarena.
Estudié en la Sogem y he estado en algún otro taller, por lo que puedo decir que en mi historia personal éste no fue uno de los mejores.
Quizá por la situación personal en la que me encuentro o tal vez porque desde la tercera clase percibí en los maestros un poco de apatía -o no sé de dónde me la contagiaron. El caso es que clase a clase me esforcé menos hasta llevar al taller cosas que ya tenía escritas, incluso del mismo blog.
Y al parecer la química con los dos maestros (si es difícil con uno, lo es el doble con dos) no se dio. Y bueno, lo único que puedo agradecer es el disco con montones de textos y la idea de que en este oficio lo mejor que puede hacer uno es seguir escribiendo.
sábado, diciembre 13, 2008
viernes, diciembre 05, 2008
Alquimia
Penúltimo ejercicio del Taller de cuento fantástico impartido por Ricardo Bernal y Doris Camarena. La obligación era usar cinco frases a fuerzas.
“Acúsome Padre de jugar a ser Dios.¿Por qué? ¿Qué es querer ser Dios sino romper la regla de lo establecido?
“Seguramente le gusta a Usted comer. A mí también, sé de especias y de vinos, soy todo un sibarita. Pero quise ir más allá.
“El hombre inventó el método porque está seguro de las reacciones de tal o cual elemento. Y el método que yo quise alterar fueron las recetas de cocina.
“Porque si la receta dice asar la cebolla, ésta se hará caramelo; si dice calentar el agua, es porque sabe que hervirá. Y yo quise transgredir eso.
“Tomé todo mis conocimientos como chef, abandoné el restaurante y me puse a estudiar alquimia. Mi esposa, Usted la conoce, tuvo que trabajar dos turnos. Seguramente ya le confesó del doctorcito. No me importa, yo busco un lugar en la historia.
“Después de varios meses, lo logré. Añadía dosis aleatorias de goma, dejaba reposar los ingredientes junto a un reproductor que tocaba a Mahler, entrené a perros y changos a cocinar. Y la leche dejó de cortarse, y el arroz no se cocía, y los huevos no se pudrían.
“Era diciembre. Quería experimentar mis conocimientos en seres humanos. Cada año mi mujer me obligaba a prepararle a su mamá un banquete llamado ‘Feliz Cumpleaños, querida Suegra’ y hacerle un pastel de tejocote. Pero unos días antes me había enterado de su aventura, y acúsome Padre de ser rencoroso y de urdir una venganza.
“’No hay de tejocote, hay de chabacano’ le dije a mi esposa el mero día. Ella no sospechó nada. A la fiesta llegaron veinte niñitos, cien adultos, y cincuenta ancianos. Se me había olvidado lo grande que era la familia. Después de felicitarme por el banquete, pasamos al postre. Todos me extendieron su plato para que les sirviera, pero dije: ‘que lo pruebe primero mi mujer’.
“La familia accedió, hasta la suegra. Le di una generosa rebanada. Ella lo probó y le encantó. Cuando los demás se disponían a comer su parte, en el estómago de mi mujer la rebanada cobró vida. Se empezó a comer las entrañas de mi mujer hasta que creció y creció, y mi mujer ya no era ella sino una enorme rebanada de pastel. Pasará el tiempo y nunca se echará a perder.
“Bien puede decirse que ella podría sobrevivir como pastel, ¿no, Padre? Pero lo hice tan delicioso que quise compartir mi creación y por eso la he traído hoy a la cena de Navidad que organiza la parroquia. No se preocupe, Padre. El pastel estaba un poco reseco, así que le eché tantita agua bendita. ¿No gusta?”
“Acúsome Padre de jugar a ser Dios.¿Por qué? ¿Qué es querer ser Dios sino romper la regla de lo establecido?
“Seguramente le gusta a Usted comer. A mí también, sé de especias y de vinos, soy todo un sibarita. Pero quise ir más allá.
“El hombre inventó el método porque está seguro de las reacciones de tal o cual elemento. Y el método que yo quise alterar fueron las recetas de cocina.
“Porque si la receta dice asar la cebolla, ésta se hará caramelo; si dice calentar el agua, es porque sabe que hervirá. Y yo quise transgredir eso.
“Tomé todo mis conocimientos como chef, abandoné el restaurante y me puse a estudiar alquimia. Mi esposa, Usted la conoce, tuvo que trabajar dos turnos. Seguramente ya le confesó del doctorcito. No me importa, yo busco un lugar en la historia.
“Después de varios meses, lo logré. Añadía dosis aleatorias de goma, dejaba reposar los ingredientes junto a un reproductor que tocaba a Mahler, entrené a perros y changos a cocinar. Y la leche dejó de cortarse, y el arroz no se cocía, y los huevos no se pudrían.
“Era diciembre. Quería experimentar mis conocimientos en seres humanos. Cada año mi mujer me obligaba a prepararle a su mamá un banquete llamado ‘Feliz Cumpleaños, querida Suegra’ y hacerle un pastel de tejocote. Pero unos días antes me había enterado de su aventura, y acúsome Padre de ser rencoroso y de urdir una venganza.
“’No hay de tejocote, hay de chabacano’ le dije a mi esposa el mero día. Ella no sospechó nada. A la fiesta llegaron veinte niñitos, cien adultos, y cincuenta ancianos. Se me había olvidado lo grande que era la familia. Después de felicitarme por el banquete, pasamos al postre. Todos me extendieron su plato para que les sirviera, pero dije: ‘que lo pruebe primero mi mujer’.
“La familia accedió, hasta la suegra. Le di una generosa rebanada. Ella lo probó y le encantó. Cuando los demás se disponían a comer su parte, en el estómago de mi mujer la rebanada cobró vida. Se empezó a comer las entrañas de mi mujer hasta que creció y creció, y mi mujer ya no era ella sino una enorme rebanada de pastel. Pasará el tiempo y nunca se echará a perder.
“Bien puede decirse que ella podría sobrevivir como pastel, ¿no, Padre? Pero lo hice tan delicioso que quise compartir mi creación y por eso la he traído hoy a la cena de Navidad que organiza la parroquia. No se preocupe, Padre. El pastel estaba un poco reseco, así que le eché tantita agua bendita. ¿No gusta?”
lunes, diciembre 01, 2008
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