jueves, julio 12, 2007

Instrucciones para burlarse del Oráculo (I)

El futuro, ese lugar oscuro e impredecible al que todos llegaremos (si tenemos la suerte) más viejos, ha sido la adivinanza más recurrida. Y, por supuesto, los adivinos han surgido hasta en los celulares.

Si no estás de acuerdo con el destino que te dictó el oráculo, ya sea el de Delfos o el de Madam Sasú, he aquí una serie de consejos para librarte de tan indeseable hado.

Recomiendo seguirlos al pie de la letra; de lo contrario, tu vida será una pesadilla infernal, llena de lumbre y dolor.

CASO # 1
"Vivirás y morirás solo. El amor te será negado si tú no te amas primero a tí mismo."


SOLUCIÓN:
Puedes despreciarte a tí mismo todo lo que quieras y tener amores por doquier y morir feliz y acompañado. Cómprate un montón de gatos (o perros, depende de la alergia), dales de comer, acarícialos. Jamás te sentirás tan amado. Cuando tu autocompasión haya llegado a su cúspide, enciérrate con tus amores. No les des nada de comer. Poco a poco sentirás cómo el amor se te clava en los lugares más inesperados de tu cuerpo, cómo tu muerte se reparte democráticamente entre todos tus amados.

CASO # 2
"Ten cuidado con el dinero. Eres proclive al despilfarro y muy posiblemente a la bancarrota. Recuerda: Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana."

SOLUCIÓN:
Asóciate con un grupo de amigos, reúnan la mayor cantidad de dinero y construyan un edificio sin puertas ni ventanas, con luces artificiales y aire acondicionado. Consigue un permiso en Gobernación y pon tu propio casino. Vivan ahí eternamente. Puedes ser el apostador, o La Casa. Incluso podrías hacerlo tú mismo, sin necesidad de ningún amigo. Las ganancias (y pérdidas) no saldrán jamás ¡y tampoco el amor!

CASO # 3
"Mantén tu línea. La obesidad acarrea graves problemas de salud, incluso la muerte."

SOLUCIÓN:
Los antiguos guerreros se comían el corazón de sus más feroces enemigos. Tú eres un guerrero también. No te aconsejo comerte a Madam Sasú o a Walter Mercado (que tampoco sería mala idea -si lo haces omite las nalgas: son muy grasosas), sino que copies dicho vaticinio y lo imprimas cien, mil veces. Cómete las copias. No importa el tipo de papel o la tinta: sáciate, empáchate. Si sobrevives y cuando miras el espejo sigues temeroso del oráculo fatal, entonces te has vuelto tu propio enemigo. Ya sabes qué hacer.