domingo, junio 24, 2007
Abraham Téllez España, brisa fresca hecha palabra, tuvo el generoso gesto de escribirme un poema. Es algo indiscreto, pero sin tener nada de lo que pueda arrepentirme. Al fin y al cabo, ¿quién entra a Internet? y la manera en la que lo dice Abraham vale (literalmente) la pena.
A Pablo Mata
Pensamientos, banqueta, patio
tras los muros de esa calle gris,
con la ventana que da a la escuela muerta,
-de escritores y maestros, fantasmas o recuerdos.
He subido a mi auto azul,
y navegado en una ciudad dividida
por las horas, por el rojo, verde, y ámbar,
creo reconocerlo dando vuelta a la esquina,
con una camisa al tono de una tarde en mayo,
vi que pasaba con los ojos pesca
lo que va pisando.
Sus hombros acompañan
la gravedad de su columna, recta
cansada de ilusiones,
lloran secos los ojos de Mata,
de Olay,
llega sin decir
se va con una pluma prestada.
Entra, sale, corre, imprime y regresa,
versos de lúdica dimensión,
ha capturado con los cinco dedos,
una voz de niño,
de él,
hombre, refractario de alegrías,
banquete de pesares.
Pueblos rojizos caen con la temperatura
de un cuarto ansioso de amor,
la estufa blanca, y los juguetes tirados,
y al fin, Pablito.
Y después, ya nada.
Pensamientos, banqueta, patio
tras los muros de esa calle gris,
con la ventana que da a la escuela muerta,
-de escritores y maestros, fantasmas o recuerdos.
He subido a mi auto azul,
y navegado en una ciudad dividida
por las horas, por el rojo, verde, y ámbar,
creo reconocerlo dando vuelta a la esquina,
con una camisa al tono de una tarde en mayo,
vi que pasaba con los ojos pesca
lo que va pisando.
Sus hombros acompañan
la gravedad de su columna, recta
cansada de ilusiones,
lloran secos los ojos de Mata,
de Olay,
llega sin decir
se va con una pluma prestada.
Entra, sale, corre, imprime y regresa,
versos de lúdica dimensión,
ha capturado con los cinco dedos,
una voz de niño,
de él,
hombre, refractario de alegrías,
banquete de pesares.
Pueblos rojizos caen con la temperatura
de un cuarto ansioso de amor,
la estufa blanca, y los juguetes tirados,
y al fin, Pablito.
Y después, ya nada.
sábado, junio 16, 2007
Ya subí a mi Space de Msn la octava parte de las fotos de mi viaje a Perú y Colombia. Corresponde a Zipaquirá y la iglesia de sal.
viernes, junio 15, 2007
jueves, junio 07, 2007
miércoles, junio 06, 2007
Me emociona invitar a toda lectora y todo lector de este blog, a la
¡Promoción! ¡Dos por uno! Aprovecharemos la ocasión para presentar nuestro libro de generación, titulado
La presentación contará con las sabias palabras de Verónica Murguía y Saúl Ibargoyen.
Si tienen suerte y se ponen a las vivas, quizás alcancen a comprar un ejemplar.
La cita es en:
Este lunes 11 a las 7 de la tarde-noche.
Los esperamos.
ENTREGA DE DIPLOMAS A LOS MIEMBROS DE LA GENERACIÓN XXXVIII de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México
¡Promoción! ¡Dos por uno! Aprovecharemos la ocasión para presentar nuestro libro de generación, titulado
La presentación contará con las sabias palabras de Verónica Murguía y Saúl Ibargoyen.
Si tienen suerte y se ponen a las vivas, quizás alcancen a comprar un ejemplar.
La cita es en:
Eleuterio Méndez # 11, casi esquina con Héroes del 47, a una cuadra de División del Norte, Delegación Coyoacán.
Este lunes 11 a las 7 de la tarde-noche.
Los esperamos.
domingo, junio 03, 2007
Era. Es.
Era un desierto hermoso. Sus dunas se desplazaban con lentitud ante los ojos pacientes del mortal, y los tibios atardeceres pintaban de lila sus arenas. Los lugareños, religiosamente admirados, le llamaban La Desierta.
Comenzaron a llegar turistas, cámaras de televisión. Durante los atardeceres, a La Desierta llegaba más y más gente. Cientos, miles de visitantes ansiosos del calor aterciopelado y la brisa rosácea que se percibían en la breve puesta del sol.
Los turistas, insatisfechos por lo efímero del goce y obligados a regresar a la ciudad, decidieron llenar botellas de plástico con la arena clara de La Desierta. Las dunas se extinguieron rápidamente y sólo quedó la piedra. Los lugareños dejaron de serlo y se fueron a sitios lejanos para sobrevivir. Los últimos visitantes detestaron el lugar: hacía un calor insoportable y el paisaje era desolador. Era un desierto horrendo.
De la piedra nació un arbusto y del arbusto una flor. Los insectos la multiplicaron y en un día o mil años –nadie lo sabe- el bosque frondoso era todo poder.
Comenzaron a llegar turistas.
Ya subí a mi Space de Msn la séptima parte de las fotos de mi viaje a Perú y Colombia. Corresponde a mi regreso. Primero a Cuzco, después a Lima.
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