domingo, junio 25, 2006

HAIKUS LIBRES

Flores azules
rodean la sonrisa
del buen difunto.

Quiso regresar
de sueños subterráneos:
Popocatépetl.

No logramos ver
el corazón ajeno
mirando espejos.

De noche llueve
sobre ciudades tristes;
no se conmueven.

La verde iguana
ama los baños de sol:
siempre la sanan.

Camino al mar,
quiero ir a su confín
sin saber nadar.

Bellas durmientes
impacientes aguardan
besos que mienten.

Despreocupada,
ella retó al caballo:
sufrió patadas.
HOMENAJE A PAJARITO


¡Corran! ¡Huyan, todos! ¡Hay un loco que nos quiere matar! ¡Que corran, les digo! No saben la que les espera si no se van. No saben cómo me tenían a mí. No he comido en días, no me dejan dormir… ¿Por qué ninguno de ustedes se va? ¿Qué esperan? ¿No huelen mi miedo? ¿No huelen mi confusión, de por qué la mano que al principio nos daba de comer, a mí y a mis hermanos, después nos quemó, nos azotó, nos traicionó? Eso dolió más que sus golpes. Yo ya no pude tirarme entre la paja seca. Día y noche me tuvieron parado, jalando mi cola, pateándome entre las patas. Todos estos días me hubiera gustado tanto ser buey. Como aquellos que vi hace muchas lunas, cuando todo era tibio, como la leche de mi madre. ¿Por qué se quedan ahí, qué esperan? Vámonos todos, antes de que venga el monstruo rojo. Ese que no me dejó dormir entre la paja. Me gustaba sentir cuando se aplastaba cada hierba seca debajo de mí. Me gustaba el calor, la caricia de la noche, quedarme dormido y despertar entre nubes, en medio de un pasto verde, dulce y comer con mis hermanos. Pero me arrancaron de ahí, esos ogros que vienen tras de mí y huelen a ti y a ti y a ti, pero no me importa porque yo les quiero avisar a todos y por eso he llegado con ustedes y los empujo. Para que reaccionen. Y ahora sí huelen a miedo, ahora sí gimen y berrean. ¡Por fin, ahora, sí, todos huyamos! Esperen un poco, mi pata se ha atascado. Esperen, no dejen que se me acerque. Es él, y una de sus manos me quiere tocar. Está fría. Esperen. No me puedo mover. El frío está adentro, eriza mi cuerpo, no me deja respirar. Esperen. Ayúdenme, denme calor. El monstruo rojo me alcanzó. Y crece. Crece y me envuelve con su color. Los gritos se pierden, su olor se va. Tengo miedo pero comienza a darme sueño. Y el pasto regresa. Mis hermanos, mi madre, el sol. Hay tanta hierba y tantas flores que no podré comerlo todo en…Un momento, un hermano ha llegado. Y otro. Y otro. Y otro. Y….
" SUEÑO GRATIS "

Llegué de la oficina a las dos de la mañana. El informe trimestral tenía a Contabilidad de cabeza, y más a mí por ser el único contador que se había salvado del brote de hepatitis. Puse las llaves en el cenicero y me preparé un vaso de leche. El eco del ronroneo de las computadoras todavía giraba en mi cabeza. Necesitaba ruido. Me acosté y encendí la televisión.

Con el sistema de paga cortado y la antena rota, mi tele sólo captaba los infomerciales que ofrecían mujeres, cuchillos y salvación. Escogí el último porque el acento portugués de los vendedores / ministros me arrullaba. Sentí la inminencia del sueño y programé el aparato para que se apagara en quince minutos.

atención amigas y amigos señoras y señores niños y niñas mujeres y hombres estamos en presencia de una de las mejores aspiradoras de todos los tiempos aspira polvo piedras animales caballos estrellas ciudades enteras e incluso hasta seres humanos como cristo que murió en la cruz para salvar nostros pecados vosotros son pecadores vengan a la colonia roma tacubaya pantitlán eu mismo estaré ahí para bendecirlos con esta agua no basta para que bajes de peso necesitas reforzar tus músculos mira cómo se tensan los bíceps tríceps cuadríceps con este único movimiento es increíble él lo usa ella lo usa es tan fácil

Me despertó el comercial a todo volumen. Miré el despertador: cuarto para las cuatro. Maldije la calidad de mi televisión Elektra. Maldije el poco tiempo que me quedaba para dormir. Tres horas me quedaban para estar lejos del Licenciado Ortega, dando órdenes con su panza empujando los botones y con su aliento a cigarro podrido. Programé la tele: diez minutos.

miren observen presten atención abran bien los ojos ante esta hazaña tecnológica el huevo no se rompe y el hot cake queda doradito doradito mi cabello y bronceada mi piel háblame acaso no me quieres conocer te prometo que nos vamos a divertir tú yo y tu amiguito estoy sola y fogosa ven a apagar las llamas ven a meterme la virgo sagitario leo cáncer las estrellas te favorecen yo te puedo ayudar a conseguir trabajo novia esposa dinero amante te la está sonsacando

Las cinco veinte. El volumen al máximo. Apagué la tele. Pero el silencio no me dejaba dormir. Corrían por mi mente números, ecuaciones, tablas. Después de treinta y siete vueltas en mi cama –porque las conté – me rendí y encendí la tele otra vez.

el poder ciudadano independiente autónomo socialista liberal demócrata para servir a dios al pueblo Cortés para cuándo los cuadros de mayo ya voy licenciado sólo necesito hacer la sumatoria total de los hot cakes más el cuadrado de los bíceps por la integral de las feromonas leche lala qué rica laurita te ves cuándo vamos a bailar no puedo no tengo dinero pero es tan fácil conseguirlo sólo tienes que venir a la iglesia mirar las estrellas invertir en nosotros tener fe

Las seis. Era hora de levantarse. Me lavé la cara, bostecé fui a la cocina por el martillo. Antes que comenzaran las noticias asesté el primer golpe. Las chispas brincaron, las bocinas se rompieron. Es tan fácil y cómodo usar este martillo. Sólo miren cómo voy y le parto su madre al Licenciado Ortega.
PERSONAJES
Josué, 20 años
Elena, mamá de Josué
Don Joaquín, 50 años


Sala de una casa. Sobre el sillón de tres plazas está acostado Josué, hablando
por teléfono.

Josué: Sí, sí. No sabes cómo se puso, güey. Hubieras ido. Me ligué a cinco chavitas en una noche. Y además ¿qué crees? Que me encuentro a Tatiana. ¿Cómo que quién? Pues la mamá de mi hijo, pendejo. Se me quiso esconder pero ahí estaba la cabrona. La corrí del antro. La mandé a su casa a cuidar a Josuecito… Pues cómo va a estar en el antro si su deber es estar en su casa, con sus papás y mi hijo. Te digo, por eso la dejé. Por puta. Y sus papás se lo permiten. Pero me vale porque me la pelan los tres. No, pero te digo, a cinco viejas me ligué. Y qué viejotas.
(Suena el timbre)

Elena: (Desde lejos) ¡Josué, abre!

Josué: Ya me voy güey porque creo que ya llegó el chilaquil, vamos a ir al partido del América. Sí ya tengo mi playera de Cuauhtémoc y todo. Bye. ¿Quién?
(Tocan la puerta)

Josué: ¿Chilaquil? Ya, no te hagas culebra.
(Azotan la puerta)

Elena: ¡Josué, abre de una buena vez!

Josué: ¡Chilaquil! No mam---
(Abre la puerta. Es Don Joaquín)

Josué: ¡Don Joaquín! Qué milagro, ¿No quiere pasar?

Don Joaquín: Mira Josué. Soy paciente, pero todo tiene un límite. Cuando Tatiana nos llegó con la noticia de que estaba embarazada me dieron ganas de matarte, ¿te acuerdas?

Josué: Este…sí Don Joaquín pero ¿de veras no quiere pasar? Es que ya sabe cómo son los vecinos de chismosos. ¿Una cervecita?

Don Joaquín. Un año, Josué. Te dí un año para que consiguieras chamba y sentaras cabeza. Hoy ya va un año y un mes de eso. Tu hijo, con ese nombre tan espantoso, ya tiene cuatro meses. No lo visitas, no le das de comer, no lo vistes. Y encima, hoy me entero que le partiste la madre a mi hija. ¿Sabes qué? Ya estuvo. Si te crees muy hombre, nos arreglamos como hombres. Te espero afuera en tres minutos. Despídete de tus papás o de quien sea, háblale al sacerdote y confiésate por teléfono y prepara tu culito, porque te lo voy a partir.

Josué: Este…No, don Joaquín. ¿Por qué mejor no pasa y platicamos un poco? Fíjese que justo ahora iba saliendo para una entrevista de trabajo.

Don Joaquín: A ver, en primera, no me quieras seguir viendo la cara de pendejo. Con esa ropa ya sé adónde ibas a ir. Y segundo, sólo te aceptaré una invitación a pasar, cuando vivas en tu casa y no de tus papás. Cuando pase eso, me invitas y nos tomamos unas cervezas. Y si no sales en tres minutos, vengo por ti.
(Azota la puerta. Entra Elena)

Elena: Ay mijito, ¿quién era? ¿Era uno de tus amiguitos, mijito chulo? ¿Por qué no te has ido al partido, te dejaron plantado? Bueno pero de todas formas vete, diviértete. Ten, te hice un itacate. Son dos tortas de cuete mechado. Del que te gusta, mijito.

Josué: Ay, amá. Yo creo que ya no voy a ir. El que tocó era Don Joaquín, el papá de Tatiana.

Elena: ¿Mi ex consuegro? Por fin, hasta que se me va a hacer conocerlo. ¿Y por qué no lo invitaste a pasar?

Josué: Sí lo intenté, amá. Pero nomás no quiso.

Elena: Ay, Josué. Algo le debiste haber hecho. Y no me lo quieres decir, como no me quisiste decir porqué cortaron Tatiana y tú. Tan mona la muchachita.

Josué: Ya te dije amá, que ella me cortó porque se fue con otro güey. De eso a que me creas…

Elena: Pues la mera verdad no, Josué. Ella se veía tan buena niña, tan de buena familia. Pero puede que tengas razón. Fíjate que hace como un mes la vi de lejos en el mercado. Estaba flaca, flaca y ojerosa. Llevaba un bebé en sus brazos. ¿Será del mismo muchacho por el que te dejó?

Josué: Ay, ¡yo qué voy a saber! A mí esa vieja me vale gorro. No le hablaste, ¿verdad?

Elena: Quise, pero como que me vio y se dio la vuelta. Y ya no la pude alcanzar. Y a todo esto, ¿a qué vino su papá y por qué ya no vas a ir al partido?

Josué: Este…No pues es que vino a…pedirme que volviera con su hija. Sí…me rogó el vejete. Y yo, como tengo mi dignidad, le dije claro que no. Y por eso se encabritó y azotó la puerta. Pero antes me dijo que me esperaba en su coche para llevarme con Tatiana, y que si yo salía en este ratito de la casa iba a ser una señal de que yo aceptaba regresar con ella. Y por eso, para evitar malentendidos, mejor me quedo y veo el partido en la tele.

Elena: Ay mijito. Cuánto loco hay en el mundo, ¿verdad? Si yo te contara…Hasta tu padre, Dios lo tenga en su gloria, era un loco desgraciado. Ay, estaría con nosotros si no se hubiera ido con los gringos a Afganistán…

Josué: ¿Qué…no me habías dicho que se fue a Irak?

Elena: Este…sí, por eso, anduvo de aquí para allá. Matando yugoslavos en Palestina, apoyando a los judíos en Vietnam, luchando contra Allende en El Salvador…¿Qué no lo viste en tu clase de historia?

Josué: Ah, de veras. Tienes toda la razón.

Elena: Era un gran hombre. No sé porqué no naciste güerito como él.
(Azotan la puerta)

Don Joaquín: ¡Josué! ¡Es hora!

Josué: Ay mamacita chula. Ayúdame por favor.

Elena: (Sin abrir la puerta) ¡Qué quiere!

Don Joaquín: Señora, vengo por Josué.

Elena: Váyase de mi casa o llamo a la policía.

Don Joaquín: No me voy. Así me encierren el resto de mi vida, voy a vengar la falta de respeto que Josué le ha hecho a mi hija y a mi nieto.

Elena: ¿Qué tiene que ver mijito chulo con ellos dos?

Josué: ¿Sabes qué mamá? Ya mejor no te metas…

Don Joaquín: ¡Cómo que qué tiene que ver! Él es el papá del bebé.

Elena: ¿Pero qué dice?

Josué: Nada, nada. Déjalo, está borracho.

Don Joaquín: Que su hijo es papá de mi nieto, y que todo este tiempo ha faltado a sus obligaciones de padre.

Elena: ¿Está seguro?

Josué: No, es puro choro, amá. Neta.

Don Joaquín: Tan seguro como que me llamo Joaquín Núñez Lara.

Elena: ¡¿Qué?! (Abre la puerta) ¿Joaquín? ¿Joaquín Núñez, de tercero B?

Don Joaquín: ¿E…lena? ¿Elena Sánchez, de primero C?

Elena: (Le comienza a pegar) ¡Hijo de la chingada! ¡Te fuiste cabrón! ¡Y tuviste una hija!

Don Joaquín: Elena, eso fue hace mucho tiempo…

Josué: ¿Ustedes se conocen?

Elena: Díle, Joaquín, díle de dónde me conoces. Ándale, díle que me dejaste embarazada y te pelaste.

Josué: ¿Qué?

Don Joaquín: Elena…calma…eso fue hace mucho tiempo.

Elena: Si supieras la sarta de mentiras que le he tenido que decir. Y nada más porque es bruto y se las cree, pero yo sabía que este momento iba a llegar. ¡Hijo de la chingada! Díle, díle quién eres o ¡te mato!

Josué: ¿Amá?

Don Joaquín: Ay, ya por favor. Ya no me pegues.

Elena: ¡Díle!

Don Joaquín: Josué…¿Qué te parece si olvidamos todo, eh?

Elena: ¡Cobarde! ¡Como siempre!

Josué: ¿Amá…él…era tu novio?

Elena: ¡Sí, menso! ¡Es tu papá! Y por lo visto me hizo lo que tú le hiciste a Tatiana. Así que ¿sabes qué? Te me largas de la casa. Los dos.

Don Joaquín: Elena…Eli…gorrioncita…

Elena: ¡Qué gorrioncita ni qué ocho cuartos! Vete con tu esposa y tu hija. Ah pero eso sí te digo: si vuelves a pisar esta casa, te juro que ahora sí te vas a acordar de mí toda tu vida.

Josué: A ver a ver. Hay algo que no he entendido todavía: Me estaba acostando con…¿mi media hermana?

Don Joaquín: Pues…sí. Y tu hijo es tu sobrino. Pero ¿sabes? Las cosas pasan por algo, no ha de ser tan grave…

Josué: ¿De veras? ¿No es un pecado?

Don Joaquín: No, hijo cómo crees.

Elena: ¿Hijo? Más descarado no te creía. Váyanse de aquí, no los quiero volver a ver.
(Elena se va con las manos en su rostro)

Josué: Oiga apá…el Chilaquil nunca llegó…¿no quiere ir conmigo al partido?

Don Joaquín: Bueno pero que quede claro que le voy a las Chivas, ¿eh?

Josué: Tá bien. Oiga apá…¿y cómo es Vietnam?

(Salen los dos y cierran la puerta)
"De por qué la novela apócrifa llamada 'LA MOSCA-CORONEL NO TIENE QUIÉN LE ESCRIBA' tiene un final feliz"

" (...)

- ¿Y ahora qué comeremos?

- Comeremos mierda. "